domingo, 16 de diciembre de 2012

"Otro año más"

Han pasado las hojas del calendario, lentas, rápidas, eternas, veloces.
Han volado los días, meses y hoy, miro atrás y observo todo lo que se ha quedado rezagado, convertido en recuerdos, en pensamientos que algún día fueron palpables, que algún día nos hicieron llorar o reír.
Quedan dos semanas para que este año, un año que como los demás, no se volverá a repetir, de a su fin. Algunos se anticipan a todo eso y creen , gritan, exclaman como autómatas que todo finalizará antes de ese día, que al término de la semana que viene, sus labios no volverán a rozar los míos.
Yo, como es costumbre en mí, no lo creo.
Se afanan en soltar lágrimas o darse prisa por decir todo lo que habrían querido a alguien antes de que llegue la fecha, pero ello no lo hacen por voluntad o valentía, sino por miedo a que después de esta semana que entra no puedan hacerlo.Y las televisiones, los anuncios, las marcas aprovechan el tirón y hacen de la tontería el espectáculo, obligan al mundo a comprar o a hacer cosas por la duda del fin.
¿A qué tienen miedo? ¿ A las palabras de cambio? ¿ A una predicción que ya debería haber ocurrido hace varios meses porque nadie contó los años bisiestos? Y, ¿ El miedo hace que nazca el amor? ¿Todo lo que no han hecho antes debe suceder en una semana?
No, claro que no.

Somos seres, somos los seres que han sufrido guerras, revoluciones, desamores, sequías, hambrunas, la conquista del espacio, somos los bravos que han llegado a anteponerse al odio, a la violencia, a todos los obstáculos que  en vida se han colocado en nuestro camino. ¿Vamos a atemorizarnos por un día? ¿Vamos a esclavizarnos por una película y unas cuantas palabras? ¿Va a acabar con nosotros el miedo que ha impuesto la cabeza?
No, claro que no.

El día 21, saldremos a la calle no como un día cualquiera, pues ningún día es igual, caminaremos por las aceras con una sonrisa,compraremos el pan o no, porque por desgracia no todos pueden, como todos los días, amaremos como todos los días, callaremos en silencio como todos los días, y al anochecer no invito a nadie, como han hecho otros, a declararle el amor a una persona especial porque todo se "acabe", os invito a que lo hagáis ya.

Yo no creo en todo eso, pero sí sé que algo nos enseña: aprovecha el momento, no sabes cuándo no podrás hacerlo. Así que no esperes a un día, que el amor, que la libertad no te la imponga otro, toma el día de hoy como si fuera el último, sin olvidarte de que mañana será otro día, solo así estarás viviendo.
Queda camino por recorrer.

Feliz navidad a todos/as los que otro año más venís por aquí  o aparecéis por primera vez, feliz año a todos , disfrutad de estas semanas que quedan y haced del nuevo año, una nueva oportunidad para cambiar, para amar, para reír, para llorar, para vivir otro año más.


Arturo G.Z.

jueves, 29 de noviembre de 2012

"Sonrisas en la noche"

He descargado el revólver, despuntado las lanzas y lanzados al mar todos los escudos. Me he quitado una armadura que pesaba y limitaba mis movimientos, un casco que me impedía ver,me he desprendido de todo aquello que me encadenaba.

¿Qué siento? Frío.

Me pregunto cómo otros antes han podido soportar esta heladez, cómo muchos otros se han desarmado una y otra vez, en busca de un nuevo camino u obligados a ello, despojados muchos de sus costumbres por culpa de un banco, del fin  de una llama,de una guerra o de la despedida de una mano que algún día fue un amor y que hoy se pierde en la lejanía.
Me pregunto cómo fueron capaces de sobrevivir pisando un suelo que se les mostraba extraño.
Yo camino entre tantos y me quedo prendado, curioso de cada persona que se cruza con mi mirada, ¿qué habrá tenido que soportar? ¿cuánto frío le habrá encogido el pecho?
¿Grita ella porque le odia o por toda la heladez que siente? ¿El vecino te mira serio porque desconfía de ti o porque alguien hizo lo mismo con él?  ¿Me noto en un mundo distinto por faltarme algo o por no estar acostumbrado a vivir sin ello?
Nos aclimatamos a unas circunstancias, unas compañías, un nombre, una cuenta bancaria, una vida, y cuando algo  desaparece sentimos un cambio en el termostato, percibimos todo de manera distinta, aunque lo que quede siga siendo lo mismo.

Si todo lo demás se mantiene, ¿por qué tratarlo diferente? ¿para qué arriesgarse a perderlo también?


Si el mundo cada mañana saca sus fusiles para acabar con lo que conoces, tú responde con el arma más letal: la sonrisa. Y si te quitan a tu mitad, sonríe,  si se interponen entre tus sueños, sonríe, no te pongas a tiritar porque ya no caminas de la mano de alguien, sonríe porque aún sigues caminando.
Deja a un lado todas las demás armas: el revólver,las lanzas, el odio, la pena y mantén  la sonrisa; quédate con la luz que nadie espera en la oscuridad,pues puede que falte el día, pero tú sigues estando ahí.


                               Arturo G.Z.

lunes, 5 de noviembre de 2012

"Los días incompletos"

Ya es noviembre, lo noto en el vaho que expulsa mi boca cada mañana de camino al instituto y en esas tardes que noches parecen, en esas tardes en las que tú y yo nos fundimos en la oscuridad porque el día ya se nos ha quedado pequeño.
Es noviembre porque los árboles ya no tienen flores ni en tu rostro queda el bronceado, es noviembre porque el día se pasa dentro de las clases y al salir  no quedan más que restos de la mañana.
Es noviembre pero tú sigues igual de bella aunque tu rostro lo tape una bufanda azul y yo sigo igual de callado aunque haya encendido en mí ya una chimenea.
Es noviembre por todo lo que hay ahí fuera: la lluvia, el frío, la temprana noche, las sudaderas hasta cubrir el último resquicio de la piel, las botas que cubren las piernas que antes estuvieron desnudas. Sin embargo, nosotros seguimos siendo los mismos, con nuestros errores, vicios y perfecciones, nos mantenemos altos o bajos, rubios o morenos y sobre todo seguimos siendo la persona que fuimos meses atrás.
-Entonces, ¿por qué la gente está tan triste?- me pregunta mi pequeña prima, de cabellos rojizos y rizados, con unos enormes ojos de roble que se acaban de colar en mi biblioteca en busca de su muñeca perdida.
-Porque somos así las personas, Laura, creemos que somos lo que somos por lo que nos rodea, por el tiempo, las circunstancias o por una simple tarde en la que no vemos los rayos del sol. Sin darnos cuenta que nuestros pasos no los determina el paisaje, sino cada uno de nosotros.
- Pero antes las tardes en el parque eran más divertidas, ahora mamá me lleva a  casa antes.
-Puede que tengas menos tiempo para disfrutar de tu vida, de tu cubo de arena y tu pala, no obstante, así aprenderás a valorar más cada segundo. Sabrás  que cada minuto puede ser todo un mundo si te empeñas en que así sea, aunque tengas menos tiempo para hacerlo.
-¿A qué te refieres?
-A que por muy mal que vaya todo, por menos sol que tengas para disfrutar por la tarde, por más tempestades que te impidan acercarte a tu parque, tú siempre podrás sonreír, porque aunque te quiten el cubo y la pala, te quedará tu imaginación para disfrutar de los días.Da igual cuantos nubarrones y tempestades haya  ahí fuera, lo que debe importarte es que  tú sigues siendo la misma.
   
                                                                                        Arturo G.Z.


sábado, 13 de octubre de 2012

"Pasos en la arena"

Hace un año que escribí sobre mi regreso a estos lugares, que hoy, como ayer, se me presentaban con la forma de un refugio que ahí fuera no encontré.
Han pasado tantas cosas desde entonces que me cuestiono qué habría sido de mí si algo de ello hubiera faltado, ¿ qué nos hubiera ocurrido a cada uno de nosotros si en algún punto del camino hubiésemos girado en otro sentido?
Nos han enseñado que la casualidad no existe, y de igual forma, que el destino tampoco.Pero, ¿acaso esa persona que se cruza en el camino, o esa oportunidad que llega en el momento menos agradable no son demasiado casuales?
No lo sé.
Lo que si comprendo es que cuando todo guarda demasiado relación, cuando los besos no son robados, las miradas no se muestran esquivas, cuando dos caminos dejan de bifurcarse para marcar uno solo, no es cuestión de casualidad. Ni que en los momentos de más flaqueza que parecen que te ahogan y tú aún así intentes nadar, suelten un flotador cerca tuya. Nada es tan imperfecto, nada se escapa de la historia.
No nos equivocamos al decir que el destino existe, sin embargo, si nos confundimos al decir que ya está escrito. Todo lo que ocurre es producto de nuestras acciones y por consecuente, todo lo que se acerca a nosotros es porque hemos luchado para que así sea, aunque lo hiciésemos de forma inconscientemente.
Así que deja de mirar los horóscopos, la televisión y todos esos instrumentos que dicen que sabrán más de ti que tú y  descúbrete en el espejo, obsérvate, acaricia tu rostro, sumérgete en tu piel, mírate a los ojos, ahí está tu verdadero destino.

                                     Arturo G.Z.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

"Allá, donde muere el olvido."

Dicen que estamos condenados a recordar las desgracias eternamente, y que un día aprendemos a vivir con esa carga o acabamos perdidos en un oscuro vacío, dicen también que perder la conciencia de lo que una vez nos atrapó es la mejor salida, dicen que aquel amor,aquel día, aquella carrera que perdimos siempre está mejor como un recuerdo escondido bajo la cama. Dicen tantas cosas.
Afuera llueve, caen pequeñas gotas seguidas como cabellos cristalinos, recorren las hojas de las plantas como unas niñas pequeñas lo hacen en el parque, surcan el enlosado,es una imagen tranquila, posiblemente hasta bella al tener una apariencia tan natural,  acarician mi ventana y las observo silencioso, preguntándome qué pasaría si no existiese la memoria, si aquella estampa no pudiera quedar en mi cabeza tras acabarse.
¿Realmente sería mejor olvidar todo en vez  de rememorar aunque conllevase tener también en el archivo las caídas?
No lo sabía.
Me vino a la mente entonces, salido de la nada, un recuerdo lejano. Era pequeño y un señor mayor me sostenía la mano, yo lo miraba callado, de igual manera que ahora estoy aquí frente al escritorio y él solo se limitaba a acariciarme el pelo.
Recuerdo que él tenía siempre la mirada perdida, muchas tardes en las que me acercaba a observarlo ni si quiera miraba, era como una estatua.
La última tarde que lo vi fue diferente a todas, me contempló curioso y me dijo:
-¿Quién eres tú?
- Soy Pablo, tu nieto, ¿recuerdas?
-Hijo ese es mi problema que ya no me acuerdo de nada. No sabes como es la vida, si a esto se le puede llamar así despertándote cada mañana sin saber qué hiciste. Pablo, nunca lo olvides, no hay nada peor que el olvido, podemos tener pésimas historias en la mente, pero no debemos hacerlas desaparecer porque entonces nunca aprenderemos a no cometer los mismos errores. De igual modo es necesaria la memoria, pues vivir en el olvido no es vivir, solo pasar los días sin sentir que has vivido nada. 


No volví a saber de él jamás y hoy, que ya la barba recorre mi rostro, me doy cuenta de todo lo que me dijo, me parezco tan estúpido por querer olvidar todo, tan iluso he sido por un desamor, por un concurso perdido, por una pérdida, tanto había dramatizado todo, tanto había rogado por perder la memoria, y ahora, pensando en aquel señor que sin opción dejó de vivir aún respirando y moviendo los ojos, siento que nunca debí despreciar los recuerdos.

Sí, habían sido nefastos, pero por suerte, mañana al despertar sentiría que los había vivido.

                                                                    Arturo G. Z.

martes, 4 de septiembre de 2012

"Susurros"

Hace varias noches me perdí en un mal recuerdo que ni las sábanas pudieron contener, era como un susurro frío que en la oscuridad  me despertaba una y otra vez sin remedio. La amé tanto bajo esas sábanas que ahora ni ellas eran capaces de echar a su recuerdo. Ya por si solo no era nada, solo una hoja de mi pasado que antes tuvo toda la fuerza en mí y que ahora poco a poco desaparecía, pero se empeñaba en quedarse conmigo aunque fuera contra mi voluntad.
No obstante, ¿cuál era mi voluntad?, ¿cuál es nuestro deseo realmente si aún sabiendo que algo nos daña no lo dejamos escapar?
Solo era un capricho, desconsuelo al pensar  que sobre quien habíamos volcado el sentido de nuestra vida no podía ahora marcharse. Era un hecho al fin y al cabo que debíamos elegir entre la buena vida que hay tras un nuevo sueño y la que ya conocíamos, que la sentíamos como cadenas porque ya no nos dejaba alzar el vuelo.
Habían pasado ya un par años desde aquel punto gris en mi memoria y aquel día había regresado a mí con ansias de llevarme consigo. Mis piernas las noté demasiado pesadas como para correr y escapar, mis brazos demasiado débiles para enfrentarse y mis ojos demasiados oscuros como para esquivar.
-He aquí mi destino- dije mientras observaba como mi intento de espantar a mis fantasmas no había servido para nada.
Lentamente me fue atrapando y cuando llegó a mis ojos,me cegó una luz.
Me levanté de la cama y miré a mi alrededor, todo estaba cambiado y a mi lado, me contemplaba alguien confusa.
-¿Un mal recuerdo?- me preguntó ella.
Asentí.
Se acercó a mí y me abrazó, luego me susurró al oído:
-Ya pasó, ahora estás aquí conmigo.                                                              

No pudieron detener a aquel mal recuerdo ni mi alrededor, ni yo mismo, ni nada, solo lo consiguió aquella silueta que me miraba confusa, aquella buena vida que había tras un sueño y estuve seguro en aquel instante que si debía escoger un camino, sería el de los brazos que me cubrían aquella noche, si debía seleccionar entre lo malo conocido o lo bueno por conocer, elegiría los brazos que me cubrían aquella noche.



                     
                                                                  Arturo G.Z.


lunes, 6 de agosto de 2012

"Como rosas marchitas"

Acaricio las teclas y me suenan extrañas, como lejanas, como si fueran desconocidas desde que se inició el verano. Y en cierto modo no me sorprende, he descuidado las palabras como lo hice con una mujer una vez y ahora que estoy aquí sentado, con mis teclas extranjeras y mi pecho hecho un nudo, la recuerdo en silencio, pensando en lo que pudo ser y nunca fue, en lo que soñé y siempre me desperté antes de ver su final, pensando en aquel ayer, que nunca volverá.
Cuántas veces oímos "uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde", y sí, es cierto, siempre pasa, pero a veces es necesario perder porque se tiene demasiado, bien hablando de dinero, de casas, o de amores a los que no se les prestó la suficiente atención.
Las personas no somos plantas que necesitan solo luz y comida diaria, tú, querida, no solo deseabas dinero en la cuenta corriente a principio de mes para pagar el alquiler, tú añorabas que al llegar con el sobre azul vacío tras haberte visto con la casera estuviera yo allí para abrazarte, para tumbarnos en el sofá y contemplar la inmensidad de tu piel, sin embargo, yo andaba por el trabajo, yo nunca estaba.
Y así pasamos los días, como lo pasa la gente ahora, pensando en nuestro propio ombligo y sin acariciar el del otro de vez en cuando.
Te convertiste en una rosa, inmóvil en tu maceta y te fuiste marchitando porque ya mi agua y mi sol no te servían para vivir, porque no había sentido en tu vida si solo te acompañaba el silencio.
¿Cuántas veces le grité a Dios aquel día? ¿Cuántas veces le grité para que me llevase a mi también? Cuántas veces grité hasta que me dijo: No, tú no, no quiero que le vuelvas a hacer sufrir.
Y fue entonces cuando me di cuenta de que no había luchado por ti, por aquello que quería, que yo como los demás se lo había dejado todo al destino, y ahora solo cosechaba silencio.
Los días pasaron y me fui consumiendo sentado frente al escritorio,quieto, la comida no me mantuvo porque tú no me la dabas, la luz tampoco pues luego venía la oscuridad, y hubo un amanecer, que no me llamó el despertador, todo estaba callado y la negrura me pareció eterna.
-Uno da lo que recibe-pensé.


                                       "Lucha por lo que te importa, no sabes cuanto resitirá sin ti"                                                                                              

                                                                                                     Arturo G.Z.

lunes, 2 de julio de 2012

Bendita locura.

Una vez me dijeron que las mujeres aman a los locos, a los que alguien les puso el corazón del revés y harían cualquier cosa por ella, y me sentí incapaz de conquistarte, porque yo sin ti no estaba nada, ni loco, ni cuerdo, ni activo, ni muerto, yo sin ti no era yo, solo un vacío en el mar, una luz en la noche de las que todos se apartan pensando que viene de otro mundo, yo sin ti solo era una vida hecha de porciones individuales.
Pero cuando tu olor se cruzó en mi camino, desee subir al cielo, cortar un trozo y ofrecértelo para que te sintieras como en tu casa, anhelé convertir por ti los desiertos en océanos, lo marchito en vivo, tu pecho y mi pecho en un único latido que en la oscuridad nos arropase.
Vi tus labios, dos mechas rojizas y esponjosas y quise que mi boca fuese fuego para tenerte, vi tus ojos, marrones, como árboles, y pedí ser la lluvia para acariciarte, vi tu nombre, escrito en la orilla de una playa y rogué ser una muralla de arena para que nadie te borrase, te vi a ti, tan bella, tan única, como los sueños, y desee ser tu almohada para acompañarte.
Y en aquel día, o tarde o noche, supe que me estaba convirtiendo, que la cabeza ya no era fría como antes, que dependía tanto de tus besos que la libertad se me escapaba, que la vida no era tan vida sin tu cuerpo, la comida no era tan comida sin tu compañía, que mis pasos no se movían si no era a tu lado, en aquel momento me di cuenta que tú y tu amor me habíais vuelto loco, y fue entonces, cuando por fin te sentí más cerca.
                                                               Arturo G.Z.

sábado, 9 de junio de 2012

"Reescribiendo"

Llevo unas semanas leyendo y viendo películas sobre Gandhi, documentándome sobre aquella idea suya de la paz a cualquier precio, de la igualdad en cualquier raza y del amor, más allá del amigo, la pareja, o la familia.
No es usual en mí dedicarle una entrada del blog a alguien en particular, pero Gandhi y sus pensamientos, merecen especial atención.
Sus ideas siguen perdurando aún pero todavía nadie ha llegado a imitarlo completamente,a nunca cambiar la paz por violencia cuando la causa no se gana, a apreciar al que te abraza y al que te golpea, a ver que detrás de todo el odio, solo existen estúpidos prejuicios y malas marcas de los unos y los otros que les dio la vida.
¿Qué soy? una persona. ¿Qué eres? una persona. ¿qué quiero? ser feliz. ¿qué quieres? ser feliz. ¿Vale más una preferencia que una persona? No, yo creo que no.
Mientras nos diga más su camiseta negra que sus ojos, mientras que su dinero valga más que su sabiduría, mientras su rostro valga más que su amor, mientras a ti y a mí nos separen equipos de fútbol, no habrá felicidad.
La sociedad te tacha de pobre si vas mal vestido, de pijo si llevas camisa, de inútil si no destacas, de pedante si llegas a deslumbrar, de fracasado si luego caes,te tacha, te tacha, te tacha como si tuviera un bolígrafo que determinara lo que eres. Pero, ¿Quién sabe más de ti que tú?
Para el mundo somos lo que mostramos, en vez de lo que hacemos, y yo le propongo al mundo,  a la gente, a la historia,  a ti, que lo único que nos describa, que lo que solamente pueda definirnos,no sea nuestra apariencia, sino las acciones.
                           
                                                                                                    Arturo G.Z.

sábado, 5 de mayo de 2012

"¿Qué más me dará?"

Somos seres en un mundo acomplejado, qué más me dará  a mi que no seas rubia, ni midas metro ochenta y que no resista tu cintura una talla que fue concebida para muñecas de expositores.
Qué más me dará que no lleves aquella cazadora que la televisión con tantos anuncios te ha bombardeado para comprarla, qué me importará  a mí que no calces unos zapatos lujosos o un maquillaje exagerado.
Qué más me dará que aquel señor que se sienta a mi lado en el autobús sea chino, marroquí o irlandés, si sé que dentro de él late el mismo corazón y acarician sus pulmones el mismo aire que los míos.
Qué más me dará que sea rico o pobre, jovial o moribundo, si el único lenguaje que debería entender es el de la ayuda, si aquel podría haber sido yo si hubiera nacido en otras condiciones.
Qué más me dará que ella no piense como yo y crea que el país necesita unas soluciones distintas de las que yo pienso, que me importará que ese equipo de fútbol le atraiga más que el mío, que esa carrera le parezca más necesaria,  ese hombre más imán que yo, ese café más dulce, esas ideas más fuertes que las mías,  qué más me dará si sé que me ama más que a ningún otro en el mundo.
¿Qué más le dará al mundo?, por qué tanto le importan las fronteras, los patrones, la estética, si todos nacemos como embriones y moriremos como mortales.
                                                      Arturo G.Z.

miércoles, 11 de abril de 2012

"Un anónimo al otro lado de la calle"

Al cruzar la calle lo vi, enfundado en una gabardina negra acorde con el cielo, intentaba ocultarse con las solapas el rostro, pero sus ojos, azules, encendidos como brasas en invierno, no conseguían camuflarse.
Una vez, y otra, y otra más, me dijeron que los ojos eran el espejo del alma y al observar los de aquel desconocido, no vislumbré más que pedazos del cristal.
No entendí por qué, pero noté como mis pupilas también se quebraban, era solo un hombre sin nombre ni apellidos para mí, sin embargo, por una razón incomprensible, sentí su mismo malestar, como si por un momento creyera que a mí me podría ocurrir los mismo, pero deseché la idea, pues mi vida y mi trabajo iban bien.
Ni siquiera sabía que le pasaba, ni si habría perdido a alguien, bien por cosa de Dios o de algún muchacho que se habría llevado a su mujer,amante, o compañera, pero en aquel instante, sentí su mismo dolor.
Estuve allí un buen rato, contemplándolo hasta el momento en el que dos hombres se acercaron a él, uniformados con trajes que costarían más de lo que yo imaginara y menos que la pena de aquel sin nombre, que cruzó conmigo la mirada, abrió los labios y pronunció algo que no logré escuchar.
No conseguí descifrar lo que le decían, solo recuerdo que el alma anónima le entregó unas llaves y luego se despidió de ellos rabioso e impotente,tras esto, salió de un piso una mujer y un niño pequeño, rubio y que no tendría más de cuatro años, se aproximaron al desconocido y lo abrazaron con fuerza, quizá hasta con llanto.
-Ya encontraremos donde vivir, ahora iremos a casa de los abuelos- logré escuchar que le decía a su hijo.
Se marcharon los tres, como lo hacían las olas al tocar la orilla.
Me mantuve allí no sé cuánto tiempo, tal vez horas, días o incluso años, solamente me acuerdo de que desperté tras caer un chaparrón, miré en un charco mi reflejo, y mis ojos, azules y encendidos como brasas en invierno, parecían fragmentos de vidrios rotos.
Al otro lado de la acera alguien me contemplaba curioso y a mi espaldas, dos hombres trajeados me rozaban con su respiración.
- Yo soy el siguiente- le anuncié al desconocido que me observaba.`
                                    Arturo G.Z.


sábado, 10 de marzo de 2012

"El final de la historia"

Inevitablemente, para gusto o disgusto , algún día llega el final. El último punto del trayecto, de la vida, del amor, o de un relato.
Son meses o quizá años los que hace unos días acabaron sobre mis manos, y el arma encargada de llevar a fin último la tarea no fue ni un revólver, ni una bala cubierta de un manto nebuloso de pólvora, no, nada de aquello se encargó del final, el ángel de la muerte, fue un bolígrafo.
Un instrumento que firmó en el registro el fin de una historia que a fin de cuentas es parte de mi vida, pues la escritura de una novela irremediablemente te quita parte de tu tiempo y hace que lo que narras sea por unos instantes lo que vive tu mente.
Ahora comienza una ardua tarea en busca de una editorial que lleve a buen puerto mi obra y que gracias a ella alguien pueda leerla y disfrutar al menos un poco de lo que yo disfruté mientras la creaba.
Es el final de una historia y el pistoletazo de salida de otra.
Porque nuestra existencia es así unos se van y otros nacen, un llanto cae sobre el vacío y una sonrisa ilumina la oscuridad, una vida finaliza en un minuto, y una nueva historia se inicia.

                                                                                                           Arturo G. Z.

lunes, 6 de febrero de 2012

"Cuando el mundo solo es testigo"

¿Qué es el mundo sin amor? menos mundo, ¿qué es una musa sin nadie que la desee? menos musa.
Y ese es el valor del cariño, el que otro le da, bien un hermano, un amigo, o una enamorada, el ser humano necesita a otro para que lo entienda, para que lo valore, para que lo ame.
La soledad es ciega, el amor una lucha, pero lo que una con ceguera te hace olvidar, el otro con flechas te devuelve, por más que se huya, por más que se corra, algún día se te clava en la espalda una, correspondida o no, e implacablemente te atrapa.
No es un villano, más bien una medicina que el cuerpo ruega al andar, y se dispensa de diversas formas, en el habla, al contacto con los labios o con los brazos, en las sonrisas, en las miradas que ocultan todo el peso de una pasión; y ante todo, en los momentos en los que el alrededor solo es el testigo de dos personas,que por un instante quedan aisladas del mundo; el Tú y el Yo.
                                                                 Arturo G.Z.

miércoles, 25 de enero de 2012

"Paz como sustento"

La historia está llena de crímenes,de muertes, de guerras, de hijos huérfanos que no desearon serlo, de hombres buenos que dejaron sus principios por un arma, de batallas que surgieron de las ambiciones, y de conflictos que pudieron ser solucionados con unas cuantas palabras.
Así pues, este mes dejo a un lado la narrativa por este poema, que no es sino una llamada a la igualdad, a la vida, y ante todo, a la paz.


El pueblo está sumido en el miedo,
la tierra teñida de escarlata,
los fusiles rugen vil fuego,
y mi hijo la esperanza mata.
¿Qué puede ser mi hijo, la esperanza?,
¿Qué puede ser mi hijo, la venganza?
Mi hijo es el pueblo,que decidido a la muerte avanza,
mi hijo son ideas, que con la guerra perdieron la causa.
                                                                          Arturo G.Z.