martes, 4 de septiembre de 2012

"Susurros"

Hace varias noches me perdí en un mal recuerdo que ni las sábanas pudieron contener, era como un susurro frío que en la oscuridad  me despertaba una y otra vez sin remedio. La amé tanto bajo esas sábanas que ahora ni ellas eran capaces de echar a su recuerdo. Ya por si solo no era nada, solo una hoja de mi pasado que antes tuvo toda la fuerza en mí y que ahora poco a poco desaparecía, pero se empeñaba en quedarse conmigo aunque fuera contra mi voluntad.
No obstante, ¿cuál era mi voluntad?, ¿cuál es nuestro deseo realmente si aún sabiendo que algo nos daña no lo dejamos escapar?
Solo era un capricho, desconsuelo al pensar  que sobre quien habíamos volcado el sentido de nuestra vida no podía ahora marcharse. Era un hecho al fin y al cabo que debíamos elegir entre la buena vida que hay tras un nuevo sueño y la que ya conocíamos, que la sentíamos como cadenas porque ya no nos dejaba alzar el vuelo.
Habían pasado ya un par años desde aquel punto gris en mi memoria y aquel día había regresado a mí con ansias de llevarme consigo. Mis piernas las noté demasiado pesadas como para correr y escapar, mis brazos demasiado débiles para enfrentarse y mis ojos demasiados oscuros como para esquivar.
-He aquí mi destino- dije mientras observaba como mi intento de espantar a mis fantasmas no había servido para nada.
Lentamente me fue atrapando y cuando llegó a mis ojos,me cegó una luz.
Me levanté de la cama y miré a mi alrededor, todo estaba cambiado y a mi lado, me contemplaba alguien confusa.
-¿Un mal recuerdo?- me preguntó ella.
Asentí.
Se acercó a mí y me abrazó, luego me susurró al oído:
-Ya pasó, ahora estás aquí conmigo.                                                              

No pudieron detener a aquel mal recuerdo ni mi alrededor, ni yo mismo, ni nada, solo lo consiguió aquella silueta que me miraba confusa, aquella buena vida que había tras un sueño y estuve seguro en aquel instante que si debía escoger un camino, sería el de los brazos que me cubrían aquella noche, si debía seleccionar entre lo malo conocido o lo bueno por conocer, elegiría los brazos que me cubrían aquella noche.



                     
                                                                  Arturo G.Z.


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