domingo, 5 de octubre de 2014

"La tierra que nos sustenta"

Me he despertado dándome cuenta de que he olvidado tu olor y la sombra de los olivos en primavera, porque en las demás estaciones, los olivos son extraños que se olvidan de mí, de ti, de todos, huyen, como tú hiciste alguna vez en aquel tiempo en el que yo, aquel ánima con algo más que miedo, seguía vivo.
Quizá sigan mis pies recorriendo los límites de lo cotidiano, mi boca puede que se mantenga día tras día saboreando el café que con sus diminutas gotas ocres de cuando en cuando arruinarán  una camisa de nieve y tal vez, jugándome con ello todo en un disparo, como si se tratase de una ruleta rusa, tal vez mi corazón late ahora sin impedimentos, aunque la sangre, su sangre, no lleva la misma fuerza.

La fuerza, la fuerza la dabas tú.

Hoy, asomado al precipicio de los ensueños te miro por última vez, te observo mientras viajas lentamente hacia abajo, hacia la tierra que algún día pisaste. y que desde aquel momento sería tu compañera por siempre. Desde aquel preciso instante la tierra y tú iríais lentamente amándoos hasta que sólo quedaría una de las dos y como es normal en nuestro mundo, ella sería la elegida, la naturaleza te vencería con los días.
Bajo la cárcel de pino se perderán miles de historias que nunca llegarán a suceder, millones de rostros que no se cruzarán jamás contigo.
Bajo la cárcel de pino huirán euros invertidos, ropas, comidas en restaurantes rápidos, bolígrafos, tardes bajo los olivos, se escaparán con la fugacidad de aquellos besos imaginados que no alcanzan   la frontera del despertar.
Sobre la cárcel de pino nacerán ríos de dudas provenientes de lagrimales ajenos y conocidos, brotarán deudas y olvidos, se engendrarán venganzas y se colocarán casquillos en algún revólver del pasado pero sobretodo, sobre la cárcel de pino, emanarán embalses, mares, océanos de recuerdos.

Quizá, tu fuerza, tu fuerza no habrá desaparecido y cuando dejes de rozar con tus ojos inmóviles la superficie discontinua de nuestro mundo te mantendrás más fuerte que nunca.
Tal vez serás como el viento que mueve cielos y montañas aunque nadie llegará nunca a verlo.
Tú, vosotros, anónimos que hoy desapareceréis de los diarios para aparecer mañana en otros, vosotros que hoy os esfumaréis de tantas vidas, que dejaréis lo conocido por culpa de una bala, del odio o de quién sabe qué, vosotros que aún cuando en este día dejéis de suspirar, moveréis con vuestro aliento invisible los años que han de venir.
Vosotros, todos los que os fuisteis, seguiréis siendo las fuerzas motrices, las centrales eléctricas, las nucleares, los mares, el viento, el fuego, el agua, vosotros que hoy, sois parte de la tierra que nos sustenta.

Arturo G.Z.