lunes, 5 de noviembre de 2012

"Los días incompletos"

Ya es noviembre, lo noto en el vaho que expulsa mi boca cada mañana de camino al instituto y en esas tardes que noches parecen, en esas tardes en las que tú y yo nos fundimos en la oscuridad porque el día ya se nos ha quedado pequeño.
Es noviembre porque los árboles ya no tienen flores ni en tu rostro queda el bronceado, es noviembre porque el día se pasa dentro de las clases y al salir  no quedan más que restos de la mañana.
Es noviembre pero tú sigues igual de bella aunque tu rostro lo tape una bufanda azul y yo sigo igual de callado aunque haya encendido en mí ya una chimenea.
Es noviembre por todo lo que hay ahí fuera: la lluvia, el frío, la temprana noche, las sudaderas hasta cubrir el último resquicio de la piel, las botas que cubren las piernas que antes estuvieron desnudas. Sin embargo, nosotros seguimos siendo los mismos, con nuestros errores, vicios y perfecciones, nos mantenemos altos o bajos, rubios o morenos y sobre todo seguimos siendo la persona que fuimos meses atrás.
-Entonces, ¿por qué la gente está tan triste?- me pregunta mi pequeña prima, de cabellos rojizos y rizados, con unos enormes ojos de roble que se acaban de colar en mi biblioteca en busca de su muñeca perdida.
-Porque somos así las personas, Laura, creemos que somos lo que somos por lo que nos rodea, por el tiempo, las circunstancias o por una simple tarde en la que no vemos los rayos del sol. Sin darnos cuenta que nuestros pasos no los determina el paisaje, sino cada uno de nosotros.
- Pero antes las tardes en el parque eran más divertidas, ahora mamá me lleva a  casa antes.
-Puede que tengas menos tiempo para disfrutar de tu vida, de tu cubo de arena y tu pala, no obstante, así aprenderás a valorar más cada segundo. Sabrás  que cada minuto puede ser todo un mundo si te empeñas en que así sea, aunque tengas menos tiempo para hacerlo.
-¿A qué te refieres?
-A que por muy mal que vaya todo, por menos sol que tengas para disfrutar por la tarde, por más tempestades que te impidan acercarte a tu parque, tú siempre podrás sonreír, porque aunque te quiten el cubo y la pala, te quedará tu imaginación para disfrutar de los días.Da igual cuantos nubarrones y tempestades haya  ahí fuera, lo que debe importarte es que  tú sigues siendo la misma.
   
                                                                                        Arturo G.Z.


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